sábado, 14 de enero de 2017

Los odiosos ocho

Tarantino es un creador bastante peculiar, tiene una forma de entender el cine que adoras y odias, y raramente deja indiferente al que ve sus películas. Pues bien, yo era de los pocos que no disfrutaba con su cine, me aburría bastante y lo veía falto de sustancia. Pero seguí viendo sus películas.

Así, los malditos bastardos fue la primera película en la que aprecié la maestría de éste buen hombre para rodar escenas y encadenarlas en algo que, pese a tener un guion bastante flojo, acaba por dar un impacto al espectador.

Con Django me pasé a su bando, una película que me gusta mucho y que aprovecha todo lo que hace bien Tarantino para contar una historia.

Los odiosos ocho es una película 100% Tarantino, de esas que se cocinan a fuego lento gracias a unas pocas escenas seleccionadas y que acaban con una explosión de casquería digna del más sediento.
La historia nos devuelve al oeste americano, donde dos cazarecompensas se encuentran en plena nevada (cada uno con sus presas) y acaban en una pequeña posada, allí se encontrarán a un puñado más de personajes, y entre todos viviremos una historia distinta, contada como si fuera un thriller.

El argumento es sencillo, contado en una serie de actos que dividen la película. En él iremos viendo cómo una trama se despliega ante nosotros, una excusa para lo que mejor sabe hacer: escenas.

Unas escenas rodadas a la perfección, con diálogos ingeniosos, música perfectamente elegida y unos actores que disfrutan con sus papeles (y se les nota). Cada una de ellas funciona por sí misma, y al juntarlas obtenemos un todo mejor que la suma de sus partes.

Personalmente creo que el talento de Tarantino funciona mejor cuando se acerca al western; ésta ambientación que tanto le gusta le viene como anillo al dedo para contar sus historias y encajar a sus particulares personajes.

Es una película bonita de ver pese a que cuente con apenas dos escenarios. Unos efectos especiales fáciles (la casquería nunca ha sido complicada) y un vestuario que está bien pero tampoco destaca demasiado. Lo que sí engancha es la forma de rodarla, la tensión en cada diálogo y en cada escena, el saber que en cualquier momento saltará la violencia.

Lo mejor que puedo decir de ella es que en las casi tres horas no me he aburrido en ningún momento, un mérito incuestionable. Y si a eso le sumamos que el guion está bien hilado, las escenas se salen y los actores son totalmente creíbles… acabamos por tener un western distinto, que encantará a los fans del director y que probablemente siga sin gustar a sus detractores. Los que estéis en medio dadle una oportunidad, estoy convencido de que la disfrutaréis.

Valoración Personal: 8.

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